Maro-Cerro Gordo, acantilados y calas en estado puro

Este rincón protegido de la costa sur penetra una milla en el mar y guarda una asombrosa riqueza ecológica, con acantilados espectaculares, especies en peligro de extinción y grutas submarinas donde florece la vida marina. Un santuario natural que se despliega entre el cielo, la tierra y el agua.

El Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo forma una estrecha franja paralela a la costa, con una anchura de doce kilómetros y una extensión que penetra una milla en el interior del mar. Tierra adentro, su límite lo marca el eje viario de la carretera N-340.

Este espacio protegido se caracteriza por sus abruptos y espectaculares acantilados, que alcanzan hasta 75 metros de desnivel, entre los que se intercalan bellas playas y pequeñas calas. Son fruto de la erosión y regresión marina sobre las últimas estribaciones de la Sierra de Almijara, entre los municipios costeros de Almuñécar (Granada) y Nerja (Málaga). La altitud en la zona no supera los 325 metros, y el paraje abarca un total de 395 hectáreas terrestres y 1.415 hectáreas marinas.

Maro-Cerro Gordo destaca por su alto valor ambiental, tanto por lo singular de sus formaciones geológicas como por la biodiversidad que alberga, tanto en tierra como bajo el mar. Entre su flora se encuentran especies endémicas andaluzas en peligro de extinción, como la siempreviva malagueña y el romero blanco, además de otras propias del Mediterráneo occidental, como el boj balear y el espino cambrón. También abundan especies propias del matorral mediterráneo, como el enebro, oxicedro, canadillo, encina, lentisco, coscoja, algarrobo, olivilla y palmito.

Aún más diversa que la franja terrestre es la milla marina, donde grutas y fondos escarpados sirven de hábitat a numerosas especies. Destacan las praderas submarinas de posidonia oceánica, zostera marina y zostera nodosa, de gran riqueza biológica, fundamentales para el desove y cría de muchas especies de peces.

La fauna marina del paraje es una muestra clara de su diversidad ecológica: invertebrados como esponjas, corales, anémonas, equinodermos y moluscos; y crustáceos como camarones, centollos y langostas. De especial relevancia es la presencia de poblaciones de coral naranja, especie catalogada como Vulnerable a la Extinción. En cuanto a los peces, destacan especies como los torillos, blénidos, morenas y meros, reflejo de la gran variedad de hábitats del entorno.

Las aves marinas también tienen una presencia notable, con especies como la gaviota reidora, la gaviota argéntea y la gaviota sombría, además de aves rapaces itinerantes como el halcón, el azor o el gavilán.

Un paseo en barco permite al visitante descubrir enclaves de gran belleza, muchos de ellos inaccesibles por tierra, donde no es raro avistar delfines surcando el Mediterráneo. Ya en tierra firme, Nerja, su famosa cueva y los restos arqueológicos que alberga son solo una muestra del rico patrimonio histórico y cultural que estas costas tienen para ofrecer.